Conozco a un catalán que cuando fue a Brasil de vacaciones fumó crack.
 
Fue a Rio de Janeiro.
 
Estuvo en una playa famosa
 
Hizo un “favela-tour”.
 
Fue al monumento ese de Jesucristo en la montaña.
 
Vio un partido de fútbol.
 
Bailó samba con una mulata buenorra
 
…y fumó crack.
 
No era la idea.
 
Simplemente ocurrió.
 
Algún conocido dijo que iba a fumar, sacó una pipa de vidrio y se la pasó.
 
“¿Fumeiro parceiro?”
 
“¡Qué cojones!” dijo el tío.
 
“¡Venga, vamos a darle al crack!”
 
Al volver, nos contó que el crack no está tan mal, que no era impresionante, pero que tampoco era tan peligroso como te lo pinta la gente.
 
Y te hablo de un tío que no fuma porros ni come drogas habitualmente.
 
No es un porrero.

No es un tío que tenga pinta de fumar crack.
 
Es un tío más o menos normal de un pueblo del sur de Cataluña.
 
Ahora vive en Suiza, está casado con una rumana espantapájaros y cobra mucha pasta.
 
Seguimos.
 
Conozco a un sueco que cuando estuvo de vacaciones en Australia, se metió algo que llaman “kit-kat”.

El “kit-kat” realmente es ketamina, un fármaco usado para tranquilizar a caballos que tiene poderes alucinógenos.
 
Es potente.
 
El sueco contó que tomarse una Coca-Cola con unas gotas de “kit-kat” produce una gran sensación.
 
Es como andar 10 centímetros encima de la tierra durante un par de horas.
 
Un subidón.
 
Te hace sentir como un Dios.
 
Como un dictador en un país africano.
 
Me dijo que se metió “kit-kat” más de una vez y que la sensación le encantaba.
 
El tío lo vendió bien pero, también mencionó que no se había puesto a mirar cómo meterse “kit-kat” en Suecia.
 
No hay un exceso de caballos ahí y el tío dejó las drogas y puso a vender seguros.

Hablando de caballo.
 
Una vez tuve una novia sueca de 21 años que recibió una visita de una amiga suya finlandesa.
 
Una chica tímida, que no tomaba, ni fumaba, ni causaba follones.
 
Era su primera vez en Barcelona y todo le daba miedo.
 
La Rambla.
Los moros chandaleros.
El ruido.
 
Todo la asustaba.

Pero, un fotógrafo de moda, que se la quería tirar, la invitó a una fiesta y ahí alguien le ofreció fumar heroína.
 
De un papel de plata.
 
En plan yonqui.
 
La finlandesa, que ni siquiera fumaba tabaco, ni conocía al tío, le dio varias caladas a la heroína.
 
Al día siguiente casi no la vi.

Creo que no le sentó muy bien.
 
Como por alguna razón no la he borrado de mi Facebook, vi que esta chica ahora trabaja como bibliotecaria en un pueblo perdido en Laponia.
 
La única adicción que pinta tener, es a los donuts de chocolate.
 
¿El hijo rojo?
 
Pues, espero que lo veas.

Espero que quede más o menos claro.
 
Mira, tanto los hombres como las mujeres, cuando están de vacas hacen cosas raras.
 
Se sueltan.
 
Se vuelven locos.
 
Desfasan.
 
Y esa locura que todos llevamos por dentro, es la que Oriol Parreño usaba para generar ventas con email cuando trabajaba para la ecommerce MeQuedoUno.

Y vendió a un montón de españoles.
 
En tres años, generó más de 20 millones de euros con el email.
 
Leyendo sus emails te lo pasabas tan bien, que simplemente te entraban ganas de comprar.
 
De seguir la fiesta.
 
De hacer clic en el botón rojo.
 
De tomarte el kit-kat.
 
De fumarte el crack.
 
De comprar.
 
¿Cómo eran esos emails?
 
Pues, para saber más, te recomiendo leer… “Entrevista con el copywriter menos conocido que más ha vendido”.
 
¿Cómo la consigues?
 
Pues, solo tienes que hacer una cosa…
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