Vamos a matar a un perro.
Un chucho.
Un bobby.
Un perrete.
A ver.
Frank Underwood, el protagonista principal de House of Cards, la serie sobre Bill y Hillary Clinton, es uno de los malos más malos de la televisión.
Es muy cabrón.
En el primer episodio, Frank Underwood se presenta a la audiencia cuando ve un Toyota atropellando a un perro que cruza la calle sin mirar.
“Es el perro de los Warton“, dice otro vecino a Frank.
Frank lo manda casa de los Warton y se ocupa del pobre perro, que parece que vaya a sobrevivir el impacto del coche.
Parece que no vaya a morir.
“Hay dos tipos de dolor: El dolor que nos fortalece, o el dolor inútil, el que solo es sufrimiento“, dice Frank Underwood mirando fijamente a la cámara como si fuera un auténtico psicópata.
Y luego, después de haberse asegurado que nadie lo está mirando, hace lo que realmente tiene ganas de hacer.
Ahorca el perro.
Y mientras que lo está ahorcando, dice…
“Yo no tengo paciencia para las cosas inútiles.
Los momentos así requieren a alguien que actúe, que haga lo desagradable”.
Bueno…
Ahorcar un pobre perro es una gran manera de presentar el protagonista de una serie.
Lo es.
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