Cuando hice el Erasmus tuve una amiga de Navarra. Una noche de fiesta, por desgracia, conoció a un italiano.

Él era del norte y más que italiano era alemán.

Se enrollaron, se fueron a vivir juntos, y al final se acabaron casando.

Pues el primer año el italiano tenía solo amigos guiris. El castellano solo lo hablaba con su novia.

Luego empezó a un trabajo en que todos hablaban castellano o catalán.

Un día se fue a la montaña, se cayó y se hizo daño en la pierna. El siguiente día en la oficina, a la hora del café, dijo…

-Me he hecho “pupita” en la rodilla.

¿Pupita?
¿Pupita?
¿Ha dicho pupita?

Lo llamaron afeminado y gay durante 6 meses.

Había pasado tanto tiempo hablando castellano con su novia que al final hablaba como una mujer.

Después de la pupita hizo un cambio radical para el resto de su vida.

¿Y?

Pues la vergüenza es algo poderoso…pero…lo que pasa es que la gente no sabe, o no se atreve a utilizarla para vender.

Muchos tienen miedo de hacerse “pupita” y de que se rían de ellos.

Mira, si eres un “sinvergüenza”, ya sabes…te muestro cómo usar la vergüenza para vender aquí…

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